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En el rezo de la mañana, o SHAJARÍT, los observantes de la Toráh repetían y siguen haciéndolo:
Bendito eres Tú. Dios nuestro, rey del universo que no me hiciste gentil.
Bendito eres Tú. Dios nuestro, rey del universo que no me hiciste esclavo
Bendito eres Tú. Dios nuestro, rey del universo que no me hiciste mujer
Es obvio que para las mujeres judías no pasaría este enunciado desapercibido y como prueba de ello tenemos varios ejemplos:
“Un libro de oraciones, escrito en judeo-provenzal (provenzal con caracteres hebreos) y fechado entre los siglos XIV y XV, recoge la siguiente versión, «Bendito seas, Señor, Rey del universo que me hiciste mujer».
En otro libro de oración italiano de 1480 se puede leer, «que me hiciste mujer y no hombre»
En otra versión alemana apostilla, «que no me hiciste hombre»
Estas reseñas corresponden a Carmen Caballero Navas, Profesora Titular de Universidad. Departamento de Estudios Semíticos. Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Granada reseñado en: .(Caballero Cuerpos y literatura médica medieval en hebreo, en Asclepio. Revista de Historia de la Medicina y de la Ciencia, 2008, vol. LX, nº 1, enero-junio, págs. 37-62.
Esta aportación, interesantísima, es la base del cortometraje DESDE EL SILENCIO. MUJERES JUDÍAS EN LA ESPAÑA MEDIEVAL. Al final del corto se hace visible la reseña, de forma sutil para señalar la importancia de ese latido secreto, íntimo de las mujeres de todos los tiempos que muy al contrario de lo que pudiera parecer, reivindicaban de modo personal su amor propio. Al igual que el poema en prosa que escribí para el documental: SOY MUJER, AUNQUE NO ME VEAS...
SOY MUJER AUNQUE NO ME VEAS...
Poema de Cristina Mª Menéndez Maldonado
«Soy mujer aunque no me veas, aunque apenas escuches mi voz.
Soy cobijo, rincón, tierra…Soy silencio
Soy aquella que da a luz a la vida y la alimenta…La que cuida de hijos, padres, abuelos… Mis manos abrazan, acarician, cuidan, sostienen…
¿Quién me conoce? ¿Quién conoce mi vida entre sombras?
Soy mujer aunque no me veas; una sombra que acompaña…
Un corazón que late en silencio, en la espera, en el desaliento, en la conformidad.
Soy mujer aunque no me veas…Servidumbre sin límites, espacio rebasado. No hay leyes que protejan lo invisible
Soy mujer aunque no me veas…Que canta en el silencio, en la risa, entre ciclos y presagios
Soy salvaje, rebelde, mártir, guerrera, esclava…
Soy rendición.
No hay contornos en mí. Soy la sombra de la tierra…
Soy mujer aunque no me veas. Soy la venda, el ungüento que calma tus heridas…
Soy como el agua que vive por dentro de la tierra, que amamanta los campos y hace reverdecer la vid.
Porque soy rocío, sangre, aliento, balada… y danzo en el silencio…
Soy mujer aunque no me veas, aunque apenas escuches mi voz
Poeta en mis sueños, que escribe versos en la arena,
fáciles de borrar, fáciles de esconder.
Igual que mi dolor.
Soy mujer aunque no me veas, aunque apenas escuches mi voz
Soy el agua de la tierra que el sol despierta para cantar a voces, sin velos, sin cerrojos, tocada por la luz
El solsticio ilumina la desnudez de mis aguas, igual que mis secretos
Existo porque soy vida, alma…
Soy mujer, aunque no me veas.
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